Washington, martes 26 de agosto de 2025 – En una operación militar de gran escala, Estados Unidos ha desplegado nuevas fuerzas navales —incluyendo buques de guerra, submarinos y miles de marines— en el sur del Mar Caribe frente a las costas de Venezuela, como parte de una estrategia definida por la administración de Donald Trump para combatir a los cárteles de droga designados como “narco-terroristas”
Según la agencia Reuters, entre las unidades enviadas se encuentran el crucero con misiles guiados USS Lake Erie y el submarino nuclear de ataque rápido USS Newport News, que llegarán a la región a inicios de la próxima semana. Además, un escuadrón anfibio conformado por los buques USS San Antonio, USS Iwo Jima y USS Fort Lauderdale, ya se encuentra en aguas cercanas, transportando a unos 4,500 uniformados, incluidos 2,200 infantes de marina.
El despliegue se suma al reciente posicionamiento de tres destructores equipados con el sistema Aegis —USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson— junto con aviones de vigilancia, como parte de una política de máxima presión sobre redes de narcotráfico como “Cartel de los Soles” y Tren de Aragua, calificadas por EE.UU. como organizaciones terroristas .
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, justificó la medida afirmando que el presidente Trump “está preparado para frenar el narcotráfico y llevar a los responsables ante la Justicia”. Se trata de una escalada militar sin precedentes en la región, en la que la política de seguridad fronteriza, control migratorio y lucha antidrogas se entrelazan bajo un enfoque militarizado.
Para muchos ciudadanos de América Latina, esta medida representa otro capítulo de tensiones geopolíticas que transcienden la lucha contra el narcotráfico. La presencia militar cerca de Venezuela no solo busca interceptar cargamentos ilícitos; simboliza una política de presión directa, con riesgos de desestabilización regional. La ciudadanía enfrenta preguntas urgentes: ¿es esta una operación legítima de seguridad o una intervención que ignora soberanías? ¿Cómo afectará esto al diálogo y la cooperación en la región?